miércoles, 30 de diciembre de 2009

Hace 20 años que llegamos al Donadío.




Pedimos la escuela en el Concurso de traslados y lo único que sabíamos era lo que nos contaba la gente conocida: “ Es un pueblo de colonización, pequeño, con buena gente, al lado de Úbeda….” Cuando llegamos no nos defraudó. El pueblo era pequeño, pero precioso.


En esencia no ha cambiado mucho: el parque, la blancura de sus casas, los arbolillos… Durante estos 20 años hemos sido espectadoras de los cambios que ha ido experimentando el pueblo. En aquel tiempo todavía se ponía el maíz a secar en lienzos en las aceras de las casas. En la escuela sólo estábamos 4 maestros. La jornada era de mañana y tarde, todos los días, pero lo pasábamos bien. Todos los meses una tarde salíamos al campo todos juntos. Los pequeños nos quedábamos en la “Fuentecilla” haciendo juegos y los grandes iban a la explanada, en aquellos días llena de tomillo. Íbamos al Carburo, la subida a la Castellana, día de comida y juegos en el poblado y el embalse de Pedro Marín, tardes de fútbol y comba en los pinillos…


En la escuela no había muchos libros pero sí mucha ilusión, curiosidad y un ambiente familiar. Todos sabíamos las preocupaciones de los demás y más de una vez lloramos por la enfermedad, la caída o la muerte de un familiar.Vivimos momentos entrañables que nos conquistaron y nos hicieron sentir parte de las vidas de nuestros alumnos. Aún hoy seguimos alegrándonos con sus triunfos y nos entristecemos cuando las cosas no les salen como ellos esperan. En este punto queremos tener un recuerdo especialmente cariñoso y entrañable para nuestros mayores y muchas personas que durante estos años, a pesar de no tener muchos de ellos a nadie en la escuela, nos han regalado su cariño, su tiempo para compartir confidencias y han hecho suyas a nuestras familias, haciéndonos sentir parte de su vida. Muchos de ellos ya no están con nosotros, pero su recuerdo siempre permanecerá en nuestros corazones.


A lo largo de estos años hemos visto como ha crecido el pueblo, se han hecho las Casas Nuevas, las cocheras, el consultorio, se han arreglado las calles, la plaza, el paseo… ¡Hasta a la escuela han llegado las reformas! Hemos visto como muchas familias se han ido y otras han llegado, como muchos jóvenes del pueblo se han casado y han escogido quedarse a vivir aquí y mantener vivo el pueblo.


En la escuela acogemos ahora a un alumnado del que algunos son los hijos de “nuestros primeros alumnos” y es una satisfacción seguir trabajando con ellos, renovar nuestras ilusiones y seguir inculcándoles los valores y el orgullo de ser parte de la escuela del Donadío.
María Herrera López y Consuelo Biel Fernández.

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