jueves, 22 de abril de 2010


Autora: Rocío Castellano Rivera. 14 años
C.E.I.P. “DONADÍO” 2º E.S.O.
La vida del jornalero andaluz
Ganadora del III Concurso de relatos cortos del Ayuntamiento de Úbeda (Día de Andalucía)
C.B.F.
Comienza a clarear el día, aún no se ve el sol, pero la claridad se adivina en los montes de mi pueblo. La noche se quedó rasa y en los coches y en el campo hay dos dedos de escarcha. El aire trae un frío seco que se estrella contra las ventanas.

Antes de las seis de la mañana la mujer sale de su dormitorio, en silencio, para que nadie se despierte. Va a la cocina y empieza a preparar la comida que se van a llevar al campo; hoy tortilla de espinacas para comer al mediodía y para almorzar fiambre y pan del día.

A las siete de la mañana la mujer llama al marido que se hace el remolón, al pobre le tira el calor del colchón pero también le llama la obligación, así que huele el ´´cafelito´´ y desperezándose va para la cocina. Sus hijos ya están en la mesa, adormilados, le dan un beso y todos juntos desayunan alrededor de la mesa. A las siete y media hay que llevarlos a se la vecina, porque hasta las ocho no empieza la guardería.

A ver si arranca el coche, la batería la tiene fastidiada, con el primer pago habrá que cambiarla. En Úbeda nos espera el encargado, con el Land- Rover . Eso ´´sí que es un coche´´

El sol quiere brillar, pero cuando llegan al tajo hace un frío que pela, mientras unos cogen la sopladora, los otros los rastrillos y los que quedan con los montones.

Al principio nadie quiere engancharse, porque se quedan las manos heladas, pero hay que hacerlo y están todo el día gastando bromas y jugarretas, parece que si se ríe, duelen menos las manos.
A las cinco de la tarde dan de mano cada uno se van diciendo adiós. Es la hora de volver a casa.

Son las seis de la tarde, la mujer espera su marido todavía tiene que llevar la aceituna al molino.

Cuando llega a su casa, su hija casada ha venido a verla y ya tiene la cena hecha ¡Qué suerte! Hoy solo hay que bañar a los peques. Cuando termina con ellos, mientras se calienta la cena, el marido se baña, cuando sale de la ducha, cenan juntos mientras los pequeños les cuentan su última pelea, necesitan otra libreta………

La mujer en silencio oye sus quejas. Cuando los acuesta a todos se va a la ducha. Todavía tiene que preparar la ropa que mañana se pondrá………

Esa mujer es mi madre, y yo espero el día de mañana tener una vida mejor que la suya. Estoy segura que la tendré porque puedo hacerlo. Estudiaré y espero que mi futuro sea distinto

1 comentario:

  1. ¡FELICIDADES, ROCÍO!
    Precioso relato, me ha gustado muchísimo.
    Ánimo y no abandones la bonita afición que tienes para escribir, lo haces muy bien.
    Un abrazo
    la seño Isa, de Religión

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