A veces, aunque queremos, parece que no tenemos o no sabemos qué contar, (al menos a mí me pasa). Cualquier asunto creo que puede interesar a nuestros hijos, o a nuestros alumnos, incluso algo tan simple como sus recreos, o mejor dicho, nuestros recreos.
Resulta agradable comprobar la cara de relajación y de descanso con la que salen los chiquillos al patio en la media hora de recreo, con sus buenos bocadillos de chorizo, de mortadela, de queso, y sus batidos, zumos… En la mayoría de los casos estos desaparecen casi por arte de magia, son vistos y no vistos. Es como si tuvieran prisa por tener las manos y la boca libre para emplearla en otros menesteres, como jugar al futbol, a la comba, a ensayar ese baile que ahora está de moda... En ocasiones, no es raro ver a alguno (suele ser niño) sentado junto al porchecito de la dirección con cara de enfado o resignación, porque no ha podido controlar su emoción ante la jugada del otro equipo, hasta que calme su genio y sus nervios. Algunos, entran y salen hacia y de la biblioteca para devolver o renovar libros. También es frecuente ver a parejas de alumnos (suelen ser niñas) buscar los rayos del sol y sentarse frente a él, para repasar las preguntas más importantes del examen que tienen a continuación.
Los maestros, también nos colocamos en corrillo y comentamos alguna noticia relevante, curiosa, si es lunes, contamos que tal nos fue el fin de semana, si es viernes, pensamos que ya queda poco para que dispongamos de nuevo de él. También tomamos alguna pieza de fruta y así coger energía para lo que queda de mañana. En fin , esos son nuestros recreos.
Algunas veces se producen escenas curiosas que hacen que el espacio que hay en el patio, entre el pabellón de primaria y el de secundaria , por delante de la reja del colegio que da al parque, se ocupe totalmente con el ensayo de una original coreografía que las propias alumnas de segundo y tercer ciclo de primaria han montado sin ayuda de los mayores y por cuenta y voluntad propia.
¡Qué cosas pasan en nuestros recreos¡ Seguro que cada uno vive los recreos a su manera, incluso cuando leáis estas líneas, algunos de los que ya no tenéis contacto con la escuela, os acordaréis de ellos como si fuera ayer, con cariño, con nostalgia...
¡Se pueden hacer comentarios!
JMM.
Resulta agradable comprobar la cara de relajación y de descanso con la que salen los chiquillos al patio en la media hora de recreo, con sus buenos bocadillos de chorizo, de mortadela, de queso, y sus batidos, zumos… En la mayoría de los casos estos desaparecen casi por arte de magia, son vistos y no vistos. Es como si tuvieran prisa por tener las manos y la boca libre para emplearla en otros menesteres, como jugar al futbol, a la comba, a ensayar ese baile que ahora está de moda... En ocasiones, no es raro ver a alguno (suele ser niño) sentado junto al porchecito de la dirección con cara de enfado o resignación, porque no ha podido controlar su emoción ante la jugada del otro equipo, hasta que calme su genio y sus nervios. Algunos, entran y salen hacia y de la biblioteca para devolver o renovar libros. También es frecuente ver a parejas de alumnos (suelen ser niñas) buscar los rayos del sol y sentarse frente a él, para repasar las preguntas más importantes del examen que tienen a continuación.
Los maestros, también nos colocamos en corrillo y comentamos alguna noticia relevante, curiosa, si es lunes, contamos que tal nos fue el fin de semana, si es viernes, pensamos que ya queda poco para que dispongamos de nuevo de él. También tomamos alguna pieza de fruta y así coger energía para lo que queda de mañana. En fin , esos son nuestros recreos.
Algunas veces se producen escenas curiosas que hacen que el espacio que hay en el patio, entre el pabellón de primaria y el de secundaria , por delante de la reja del colegio que da al parque, se ocupe totalmente con el ensayo de una original coreografía que las propias alumnas de segundo y tercer ciclo de primaria han montado sin ayuda de los mayores y por cuenta y voluntad propia.
¡Qué cosas pasan en nuestros recreos¡ Seguro que cada uno vive los recreos a su manera, incluso cuando leáis estas líneas, algunos de los que ya no tenéis contacto con la escuela, os acordaréis de ellos como si fuera ayer, con cariño, con nostalgia...
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