sábado, 9 de enero de 2010

¡REGALOS y regalos!


Pasó el día de Navidad con la llegada de Papa Noel y también el 6 de enero con la visita de los Reyes Magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar. Por cierto, parece ser que de los tres reyes, es Gaspar, su majestad Gaspar, quien menos seguidores tiene entre los niños. Unos y otros dejaron multitud de regalos, regalos para todos. Xbox, La Wii, la Play, la Psp, ordenadores portátiles, móviles última generación, cámaras digitales con 38 megapilxels… Regalos actuales, modernos, costosos, que harán las delicias de nuestros hijos, aunque sea por unos minutos, mientras los desembalan y prueban, aunque pronto queden olvidados y arrinconados y sólo provoquen en ellos aislamiento, falta de comunicación, o la creencia de que lo merecen todo.
Regalos que casi estamos obligados a comprar y a realizar, porque nuestros chicos nos los exigen, porque salen anunciados doscientas veces en televisión y en los folletos de las grandes superficies, porque si el primo Darío los tiene, ¡ mi niño no va a ser menos! porque las notas han estado bien, ¡sólo ha suspendido las matemáticas y el inglés! porque no tenemos más que un hijo y queremos que no le falte nada, no vaya a ser que se nos traumatice …
Sin darnos cuenta, al margen de las mil y unas razones vanas que nos aporta esta sociedad consumista, descuidamos criterios razonables a la hora de regalar, tales como la conveniencia y la oportunidad del obsequio, nuestras verdaderas posibilidades, nuestros sentimientos, etc.
Aún recuerdo y conservo aquel molinillo/hucha de madera y una bruja marioneta de guiñol que me regalo mi padre cuando regresó de un viaje a Elche, también un osito de peluche que yo mismo regalé a mi hijo cuando cumplió su primer año y que estuvo acompañándolo por las noches durante muchos, muchos meses. Por no personalizar, también me encantó la Menina que regaló Antonio Roa a Encarni el día que celebramos el amigo invisible en el colegio, la pelota de goma del BarÇa que recibió Jonny y como no, la foto de grupo enmarcada que Consuelo regaló a una de sus alumnas y que en vista del éxito, finalmente tuvo que regalar a toda la clase.
Casualmente, todos ellos se regalaron con el corazón, sin presiones ni influencias de ningún tipo, pensando en los gustos y características de sus destinatarios, todos ellos fueron, son y serán sencillos, económicos, únicos, entrañables e inolvidables.
JMM.

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