COSAS DEL TEATRO

Bueno, pues ya parece que va terminando nuestra aventura con LAS BUENAS MANERAS. No sería sincero, si dijera que lo de menos es la representación de mañana, sí que me importa. Aunque os aseguro que desde luego para mí no es lo más importante. Lo principal han sido los momentos de convivencia que hemos tenido y mantenido durante estos meses y especialmente esos dos o tres incidentes, que nos hicieron sentarnos, mirarnos fijamente a la cara y hablar y hablar hasta intentar comprendernos.
¡Ojalá mañana os interrumpan varia veces con aplausos, ojalá que suene especial el aplauso final, cuando se cierre definitivamente el telón. Será una forma de compensar vuestro esfuerzo. Fuera de escena, a la izquierda, con parecidos sentimientos a los vuestros, estaremos Luis Jesús con la música, Sara y yo mismo.
Este año, con el dichoso teatro, Sara y yo hemos vivido una historia muy particular. Os la cuento, ¿vale?
Sara participó el curso pasado en nuestra primera obra, HACIENDO TEATRO y pudo tomarle el gusto a los ensayos, a las representaciones, a lo que significa hacer teatro. Este año, no conté con ella para LAS BUENAS MANERAS. Sara, mostró su interés en participar, como otros. Les comenté que no podían estar todos, sólo unos pocos, una representación del colegio. Los demás parecieron entenderlo sin ningún tipo de problema, pero Sara no. Mi decisión y mis explicaciones no solamente no la convenció, sino que mostró claramente su disconformidad conmigo.

A los pocos días, analizando su reacción, le propuse (como de favor) que podía ofrecerle el papel de apuntadora. Ella, llevada por su desilusión y quizás también por ese orgullo que tenemos todos, e incluso por la forma en que se lo planteé, me dijo que no, que ella quería salir a escena, o actriz o nada.

Esto me hizo volver a reflexionar, quizás ahora el herido en su amor propio, era yo. A los pocos días ya no le ofrecí el papel de apuntadora, le pedí por favor que participara con nosotros, que creía que nos podía ayudar y que la necesitábamos en el grupo, como apuntadora, como ayudante de dirección, pero tendría un sitio importante en nuestro recien formado equipo.

Todos los alumn@s del teatro han sido estupendos, todos sin excepción, pero que buen fichaje hice aquel día con Sara. Ha sido para mi , y creo que para todos un ejemplo de humildad, de agrado, de responsabilidad, de puntualidad, en resumen de saber estar. ¡QUÉ BUENAS MANERAS ha tenido¡ Siempre con su sonrisa, siempre dispuesta a ayudar y a colaborar. En ocasiones, cuando había varias dinámicas que ensayar ella organizaba a los más pequeños, cuando alguno por causas jusitificadas no llegaba ese día , ella leía su papel y nos permitía continuar, a veces hizo de Ángel, de Fernando, de Daniel, Lidia, Javier… cuando alguien llegaba tarde, ella se ofrecía a llegarse a su casa para recordárselo y meterle un poco prisa, Casi siempre era de las primeras en llegar a los ensayos. Alguna vez, que olvidó algún detallito, o tuvo algún fallo, aceptó de buen grado las críticas justas o injustas de sus compañeros e incluso las mías.

Su compañera y amiga María en algún momento y con la mejor de las intenciones, me propuso que el día del estreno saliera con el resto a saludar y a recibir aplausos. Le dije que no, que ese no era su papel. Su papel esta vez, era otro, aunque a la sombra, era importantísimo , a pesar de ser secundario y quería que todos los percibiéramos.
En fin, que ha sido demasiado contar con Sara, con Sarita, que ha sido una experiencia maravillosa para mi, y que espero que para ella haya resultado sino estupenda, al menos grata. Termino ya, y creo que que debo de concluir dándote las gracias en nombre de todos y en nombre mío: GRACIAS SARA, por haber realizado tu papel según el guión previsto, que digo, ¡mucho mejor¡ y por tu ejemplo constante y por TUS BUENAS MANERAS durante todo este tiempo.
JMM.

Mucha mierda a tod@s para mañana.