jueves, 17 de noviembre de 2011

EL NOVICIO SEDIENTO




Hoy me encontré con un texto que leí por primera vez hace unos 20 años. Con el paso del tiempo se percibe de otra manera, aunque creo que sigue siendo una bonita historia con un precioso mensaje para llevarlo a la práctica, con independencia de la religión que profese o no profese quien la lea.


La leyenda dorada de los padres del desierto cuenta la historia de aquel viejo monje que todos los días debía cruzar un largo arenal para ir a recoger la leña que necesitaba para el fuego. En los días de verano, cuando el sol ardía, el camino se hacía interminable para el anciano monje.


Por fortuna, en medio del arenal surgía un pequeño oasis cuyo centro saltaba una fuente de agua cristalina que mitigaba los sudores y la sed del eremita. Hasta que un día el monje pensó que debía ofrecer a Dios ese sacrificio: nunca más se inclinaría hacia la fuente y regalaría a Dios el sufrimiento de su sed. Y al llegar la primera noche tras su sacrificio, el monje descubrió con gozo que en el cielo había aparecido una nueva estrella, brillante, tan alegre como la fuente a la había renunciado.


Desde aquel día el camino se le hizo más corto al monje. El sudor era casi una alegría. Renunciar a la fuente se había vuelto sencillo, porque el gozo de ver su estrella encenderse cada noche en el cielo era mucho más intenso que la sed que el sol del camino producía. Y el monje se habituó al descubrimiento diario de aquella estrella que le testificaba que Dios estaba contento con él.


Hasta que un día tocó al monje hacer su camino junto a un novicio. El muchacho, cargado con los pesados haces de leña, sudaba. Y cuando vio la fuente no pudo reprimir un grito de alegría: Mire, padre, una fuente. En un segundo cruzaron mil imágenes la mente del monje: si bebía, aquella noche la estrella no se encendería en su cielo; pero si no bebía, tampoco el muchacho se atrevería a hacerlo. Y, sin dudarlo un segundo, el eremita se inclinó hacia la fuente y bebió. Tras él, el novicio, gozoso, bebía y bebía también.


Pero mientras miraba beber, el anciano monje no pudo impedir que un velo de tristeza cubriera su alma: aquella noche Dios no estaría contento con él y no se encendería su estrella. Pero nada dijo de esta tristeza. Porque eso habría entristecido también al muchacho.


Y al llegar la noche el monje apenas se atrevía a levantar los ojos al cielo, que hoy le parecería vacío. Lo hizo, al fin, con la tristeza en el alma. Y sólo entonces vio que aquella noche en el cielo se habían encendido no una, sino dos estrellas.
Aquel día entendió el monje esa frase evangélica que dice que Dios ama más la misericordia que todos los sacrificios. Entendió que Dios no ama el esfuerzo por el esfuerzo, sino que lo que mide es el amor con que las cosas se hacen. Descubrió que el hacer feliz al prójimo es más meritorio que todas las privaciones. Supo que uno no debe mortificarse nunca mortificando a los demás. Vio que en el alma de los seres humanos se encienden tantas estrellas como seres humanos amamos.

José Luis Martín Descalzo.

10 comentarios:

  1. La lectura es muy bonita sobretodo cuando él se sacrifica para que el muchacho pueda beber agua.

    FRANCISCO ESO

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  2. Me parece muy bonita y eso es una de las maravillas que ocurren en todo el mundo , y lo que más me gusta es cuando el monje se sacrifica por el muchacho.


    Fernando Pastrana Carrascosa.

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  3. Esta historia me parece muy bonita con las actitudes que tiene el monje con el muchacho. Y nos enseña que a Dios le gusta más lo que se hace por los demás que sacrificarse uno sin ningún sentido

    Alba Mª González Gómez

    1º E.S.O

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  4. Lo que más me ha gustado de la lectura es cuan do el monje se sacrifica por el muchacho para que pueda beber agua.

    Antonio

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  5. Esta historia me parece muy bonita porque refleja que para Dios lo importante no es el sacrificio si no la misericordia y también cuando el monje bebe agua para que el muchacho pueda seguir su camino.

    mªcarmen

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  6. Lo que me ha gustado de la lectura es el final por que representa que el monje se sacrifica por el joven nocivo

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  7. Es una de la historias más cortas que he leído y una de las más preciosas y además, me ha encantado cuando el monje se sacrifica por el novicio.

    CRISTINA MORAL HERRERA:)

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  8. Me ha parecido una lectura preciosa pero hay una parte en especial que me ha encantado y es cuando dice el monje : Dios no ama el esfuerzo por esfuerzo, sino que lo que mide es el amor con el que las cosas se hacen.

    Mº Jose Parra Vargas.

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  9. Lo que más me ha gustado de la lectura la última frase del último párrafo que significa que cuantas más personas amas más estrellas se enciende en tu alma.

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  10. e visto que hay muchos comentarios y me a dado curiosidad, así que la e leído y me a encantado. =)

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